En algunas ocasiones, las empresas necesitan un giro de 180 grados para recuperar su cuota de mercado o diversificar su oferta. La mejor manera de hacerlo es a través de una estrategia de rebranding. Un proceso mediante el cual lo que se hace es cambiar la orientación de la marca.
Qué es el rebranding
El rebranding es una estrategia de marketing digital que consiste en cambiar o renovar por completo una marca con el objetivo de rediseñarla y reposicionarla. Con el cambio en la imagen corporativa lo que se persigue es hacer relevante a la marca, adaptarse a las nuevas necesidades del mercado, mejorar su singularidad y diferenciarla de la competencia.
La renovación de la marca también se puede llevar a cabo en aquellos casos en los que se desea eliminar una parte negativa o recuperar una cuota de mercado. Un cambio que, por cierto, puede ser solo estético o de posicionamiento. En este último caso, se trataría de un SEO rebranding.
Diferencias entre branding y rebranding
A pesar de que en un principio pueden parecer dos conceptos similares, lo cierto es que el branding de marca y el rebranding presentan algunas diferencias.
En una estrategia de branding lo que se hace es diseñar, planificar y gestionar una serie de acciones con las que se pretende conseguir que la imagen de marca llegue a los clientes de la manera que la empresa desea. Un proceso que se lleva a cabo desde que la marca nace y al que se le van sumando diferentes acciones.
El rebranding, por su parte, es un proceso en el que las marcas desean cambiar la imagen que el consumidor tiene de ellas. Por tanto, una estrategia de rebranding es mucho más compleja que una campaña de branding de marca, ya que cualquier error puede inducir a confusión entre los consumidores.
Cómo hacer rebranding
Las empresas que deseen hacer rebranding deben seguir una serie de pautas para conseguir renovar su imagen de marca.
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Estudio de la situación: Antes de realizar un cambio de la imagen corporativa, es necesario hacer un estudio previo sobre la situación actual de la marca. A veces cambiar la imagen de la marca no es la solución y puede resultar incluso perjudicial. No en vano, hay que tener en cuenta que un cambio de imagen puede suponer también una nueva filosofía para los consumidores.
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Definir los objetivos: Es muy importante que tengas claro cuáles son los objetivos que se pretenden conseguir al cambiar o renovar por completo la imagen de marca. Hay que tratar de dar una respuesta convincente de qué se quiere conseguir adoptando una nueva imagen de marca.
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La imagen corporativa: La nueva imagen corporativa o el logotipo de la marca deben reflejar la filosofía y los valores de la empresa. Lo más recomendable es que se trate de una imagen sencilla que los clientes puedan recordar fácilmente. Un diseño único, sencillo y original puede resultar mucho más llamativo que otro que resulte más complejo.
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Difundir la nueva imagen de marca: Por último, es necesario dar a conocer la nueva imagen de marca. La difusión debe llevarse a cabo por aquellos canales por los que se mueva tu público objetivo.
Una acción de rebranding es una estrategia que debes realizar cuando desees reposicionarte en el mercado. Una estrategia que también es muy útil cuando se cambia el modelo de negocio o cuando tienes la intención de dirigirte a un público diferente.